Algo de la poesía publicada en la Argentina de fines de 2011 a enero de 2013.
Desde el 2 de enero hasta mitad de febrero de 2013, realicé cien notas de facebook con lecturas de poesía publicada en el país desde los últimos días de 2011 hasta los primeros de 2013. La selección, que llevaba el mismo título que este blog, abarcó textos que aparecieron en papel y en blogs, tanto de poetas como de traductores de distintos lugares de la Argentina. Las que denominé "entregas de poesía" también incluyeron doce "yapitas": otras notas con videos y audios de lecturas de poesía en distintos tipos de experiencias.
En los últimos días de diciembre de 2013, decidí reunir todo ese material en este blog, más algunos agregados de libros que también se publicaron en 2012 y que no había llegado a incluir en la primera selección.
No hace falta aclarar que estos textos no agotan toda la poesía publicada durante ese año, pero intenta ser un aporte que muestre las variadas y valiosas poéticas que podemos leer actualmente en el país.
sábado, 21 de diciembre de 2013
Entrega 25: 10 de enero de 2013
Jorge Aulicino (Buenos Aires), El camino imperial - Escolios, Ediciones Ruinas Circulares, 2012.
Dinastía Han, 194 d.C.
Bien lo dices: "Qué clase de emperador
soy que no tiene morada y habita un país en ruinas";
el entendimiento en ruinas, asimismo.
Hice dádivas,
mientras tallaba mi palacio en oro.
¿Los que invaden mi reino son pueblos justos?
¿Todos beben según su necesidad en los ásperos campamentos?
¿El líder es probo?
De nada te sirven estas preguntas.
Planta tú mismo el arroz devastado.
Únete a tu pueblo.
Naufragará en el Yang Tzé el pensamiento único.
En cada uno de los Tres Reinos
habrá una semilla de verdad.
La espada tiene término.
Donde quiera, el Espíritu soplará.
Y dirá incluso Cao Cao el poderoso:
"Aun las serpientes aladas
se convierten en polvo".
Excepto la estúpida vida
"... ed ecco il loco"
...y cómo de repentino azar se hace el infierno.
Y también de azahares. El que encontraste al pie
del monte, la cabeza entre las piernas,
la que apenas giró para mirarte por sobre
su muslo y te dijo: ahora, prueba subir tú.
Y aquel otro, el que te dijo: hay mejores que yo
en el arte de la iluminación; y sobre todo
el que en el fuego
te señaló con el dedo
al que iba adelante:
ese fue el mejor herrero.
Como si en el infierno y el purgatorio
todos asumieran su cruel y pura verdad,
aun vos,
diciéndote "canta", te eligieron
no te ungieron ni te destinaron, no eras Eneas
ni Pablo,
sino el que ha escuchado el rumor de voces
en la vida de arriba, y ha hallado
su sentido de turbulenta sinfonía abajo
y en las duras laderas del monte
de los aun no salvados.
Los que lloraban por amor más que por los tormentos;
los que callaron la autoconmiseración,
los que dijeron: de corazón he pecado,
entre ellos, reinando,
el que imitaba la voz de Zeus
pidiendo ayuda a Vulcano;
el que se burlaba de los de Siena,
el que se acomodaba a hablar con nostalgia
de Cerdeña junto a su paisano.
¿Somos esa morcilla de voces que arde
sobre un asador atizado por diablos de sindicato?
La zarza arde en la boca del subte.
Gotea en las cloacas un Aqueronte.
Como recintos de frío carbón apagado oscurecen
los edificios.
Y el fuego precede las obras del ingenio.
Excepto la indiferencia, todo estaba
en el infierno y en el purgatorio.
Excepto la natural desnaturalización
de lo sobrenatural,
todo estuvo previsto, para el Decamerón,
para el noticiero.
Excepto la idea vacía de idea
con que alguien se sienta
en este momento a la mesa de al lado.
Excepto la estúpida vida,
la vida en soledad, la vida no colectiva,
la vida no actual.
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