David Wapner (nació en Buenos Aires, vive en Israel),
Perrupagia Amoghino Búnfeld, Alción, 2012.
Abandonar el desierto
Días atrás hace que quiero ir al desierto, cosa no difícil en mi
situación de vecino actual del desierto. Nuevas fuerzas necesité para
llegar hasta aquí y ahora ya no tengo. Dispuse de mí mismo con valores
agregados y en algún momento sentí el impulso. Estaba yo impelido hacia
adelante y lanzado hacia allí no supe si llegar. Querido estar donde
la fuerza pedía forcé el cuerpo hacia afuera. Estoque bruto no pedido
fue ese el resultado. Causa fuerte recomiendo eludir: no es que niegue
razones ni voluntad al fondo, pero siento cómodo hacer como que no.
Hay un designio de cansancio, durmamos sin precedentes. El hombre
preocupado: el hombre preocupado.
Arrastrada por la fuerza de un perro grande, gran perro lanudo
imposible de criar por el alimento que demanda, por el espacio que
abarca cuando está dormido, obligada a salir a dar vueltas a horas de
la madrugada, cuando todos duermen menos ella. También sucede, para
empeorar la situación, que el animal la arrastra una vez ya caída y se
detiene sólo ante el bulto de una bolsa. Allí orina y, de paso, el pis
que resbala, se canaliza por los pliegues de la ropa de ella, y por
sus arrugas.
A un costado del camino retirado el simulacro del mismo camino su
modelo, en un desvío muy propio del desierto en donde fue plantado su
padre, modelo y recto, hasta el día de no querer recordar cuándo fue
abandonado al sol, al mareo que conlleva. La piel rajada, no importa
qué camino, se abre en tantos secundarios, sendas digamos, hacia
cualquier sitio que escapen. Es sin duda el falso tan camino como el
otro, es sin duda el camino tan falso como el otro. Tan confuso es el
desierto.
Yo no se si te dije voy ha hacer una excursión allí donde no te
atrevés por vagancia. El trecho planeado a recorrer a más tardar
llegará a la tarde y entonces habré arañado el extremo más cercano al
triunfo, dios te guarde de mi alcance.
Tan feroz parece normal que todo lo toca, tan cercano a uno sigue en
pos, como si la noche no fuese una pausa de la que ella se jacta,
asiste, da aliento al cansancio para no dejarlo dormir: qué triunfo que
sucumba.
Cómo es posible vivir sin agua, sin embargo se vive. Vive dios sin
agua, vive la piedra sin agua, la creación con toda su arena. El vacío,
la pena, los restos todos sin agua. Sin agua el río seco vive porque
vive y vive mucho y negado perseguido y negado por el agua.
Incorporada la mujer de todo su desastre alcanza a su perro en su
marcha de tiro que llega a la casa origen del paseo y suelta allí la
correa tanto como frena, en su depósito hogareño, y hunde el pie en el
tarro de agua que el can de todos modos sorbe, mientras que de paso
desgarra las medias de ella, ya convertidas en trapo, al igual que la
pollera, tan buflada en el suelo. Así se pregunta será toda mi vida,
agarrada de un ocico, bajo el signo, bajo él.
La respuesta es que agua hay, tanto como piedra y hay un engaño que
induce a creer que tanta vida seca es posible sin agua. Quien haya
hecho ingenio de esta suerte, de nada le ha valido aunque mago fue
excelente. Ahora que está descubierto el artificio, hay quien se dedica
a inventar nuevos trucos. Ninguno ya sirve.
Ya estoy en medio del desierto y vieras cómo no me doy cuenta. En el
norte está el sol que se supone debiera aparecer por el este y si
embargo está arriba mío sin otro objeto que hacerme confundir el rumbo
que no es uno sino mil más cuatrocientos sin que haya dado un sólo
paso. Atrás mío también un sol amanece y es discutible acto así cuando
ya se ha amanecido demasiado y quedan tantos soles por quemar. Si a
esto se agrega que ruedo o rueda bajo mío una bola tan crecida,
entonces no me quedan dudas, ya no me quedan, me desespero.
Cuando se habla de perros se habla de una alianza y cuidado con
quebrarla. Hace años que vengo con el cuento y tengo el propósito de
auxiliar a la mujer, que no deja de tirar y ser tirada por el suyo, que
es su perro atado. Desde su mano hasta la otra punta del mundo hay
una tierra, cavada y revuelta, que contiene huesos, papeles, restos de
comida que tira la historia. No es necesario y nadie obliga a
recorrer caminos así, a menos que así lo exija el aliado.
Tanta agua y ya no quiero, cansado de lidiar con el transporte bajo
arena, en secreto, para que nadie sepa que bajo piedra siempre agua,
para qué custodiar un trayecto que siempre digo traerá consecuencias al
clima, que tarde o temprano terminará por caer sobre espaldas de
nosotros, tan creídos como estábamos de que el desierto nos secaría
hasta el cerebro y solo el cerebro se secó.
Asido de su correa, ella detrás, el perro es capaz de hacer tanta
agua como agua tomó en dos dias y medio, medida que pasada a litros es
el doble de la ingesta del perro en agua bebida durante medio día
extraído de una semana en la que el agua fuese incluída en forma normal
pero continua en la dieta del can que luego, al séptimo día, hace
aguas tantas que inundan si quisieren, tanto mundo como tierra abarca
un mar.
Nunca nadie está parado en el centro de la loma que se yergue en el
médano principal, un poco a la izquierda de un arenal algo menos
importante pero más concurrido y vital. Por eso tomé mi lugar en este
sitio, como un mástil o un tronco o un hito que es dable de ver desde
lejos y es punto de referencia de viajeros que en raras ocasiones se
aventuran hasta aquí y si llegan o sucumben y se secan o creen que no
existo y en efecto toman agua mucha agua que se apagan sus visiones y
según eso ya no estoy ya no me ven.
Cómo es posible que el agua en existencia no se ve y sólo pueda verse
el agua que no hay, cómo es posible que los ríos verdaderos nunca
salen a la luz y corren por todos lados falsos sistemas que no sólo
fluyen sino que desbordan sus aguas, inundan las tierras, ahogan el
ganado y llegan hasta el mar; cómo es posible que la lluvia provenga de
estas aguas y no de las que hierven en las fozas mas oscuras.
Cómo es posible que un perro tire del perro y la mujer de la mujer,
cómo es posible que el medio nunca se parta en la soga y sigan los
días y los años y más que siglos y la lucha de ambos termina y
comienza y nace un perro y cómo es posible, muere un perro y muere una
mujer, de la misma mujer que nació y murió y aún camina con un perro
por delante.
Cómo es posible un pedazo desierto dentro del mismo desierto, cómo es
posible un pedazo del propio desierto superpuesto al mismo desierto,
cubierto de desierto, aire que respira el desierto sin poder entender
por qué siendo en sí mismo un desierto debe soportar día y noche a un
desierto que no es él pero está allí para comerse al desierto, dejar
el desierto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario