Detalle de una foto de Librería Mi Casa. |
Consuelos
Bajo el peso de muchos objetos
soy una sombra
que lejos de desear
administra
las horas.
En ese estado
donde tiene más lugar
el ruido de las cosas
que el silencio
de las palabras
vivo sin saber
si
las aguas van o vienen.
Lo amable
de esto
no se comprende. Oriento
mis brazos
al oscuro mal
de lo monótono
y nadie admite
-ni siquiera los ausentes-
que es el único camino.
Como una luz fatal
la antigua tradición
seguramente
concibe
en la conciencia de este quebranto
un acto
de belleza.
Paisaje
En estos días
luego de numerosas letras
y lecturas
puedo decir
que los gritos
temblorosos de mi hijo
me desvían
me llevan como en una estepa
a los árboles
inermes, al límite
blanco donde comienza
la debilidad. Hundirme en la nieve
para que el grito
desbordado se tapone
de frío, para que la bilis
negra de cada noche
comercie su evidencia
con el hielo congelado…
Bondad, herida sutil
que los otros pueden conceder
y nosotros, nuestro tiempo amoroso,
lo que acumula
es paciencia y rencor,
aunque los sentimientos
se contradigan.
Trazo una línea
en el borde de la llanura
apoyo mis pies,
uno en cada sitio,
y como un aborigen
destrozado
por la Conquista
retiro mis viejas oraciones,
desecho mi viejo lenguaje,
devuelvo mi memoria a la tierra
y camino,
como las arañas, o los
insectos invisibles,
en busca de una Biología
más elemental.
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