Algo de la poesía publicada en la Argentina de fines de 2011 a enero de 2013.
Desde el 2 de enero hasta mitad de febrero de 2013, realicé cien notas de facebook con lecturas de poesía publicada en el país desde los últimos días de 2011 hasta los primeros de 2013. La selección, que llevaba el mismo título que este blog, abarcó textos que aparecieron en papel y en blogs, tanto de poetas como de traductores de distintos lugares de la Argentina. Las que denominé "entregas de poesía" también incluyeron doce "yapitas": otras notas con videos y audios de lecturas de poesía en distintos tipos de experiencias.
En los últimos días de diciembre de 2013, decidí reunir todo ese material en este blog, más algunos agregados de libros que también se publicaron en 2012 y que no había llegado a incluir en la primera selección.
No hace falta aclarar que estos textos no agotan toda la poesía publicada durante ese año, pero intenta ser un aporte que muestre las variadas y valiosas poéticas que podemos leer actualmente en el país.
viernes, 27 de diciembre de 2013
Entrega 92: 9 de febrero de 2013
Roxana Palacios (Lomas de Zamora, pcia. de Bs. As.), Delta, Ediciones del Dock, 2012.
a Javier Adúriz, in memoriam
De cara al río ves las contenciones,
el hierro que trabajabas con tu padre,
láminas rectas para detener el agua.
Así tu nombre desde la ventana,
la mesa puesta, tu respiración,
la estampida del asma en la casa segura.
Así las tablas sumergidas en el muelle,
el pozo verde y encerrar lagartos.
Caminás la plantación de punta a punta,
la lluvia trae culebras a morir sobre la isla,
flores amarillas como mundos
se rompen en la superficie.
Perdóname, Padre, por enterrarte
debajo de los robles, el barro
se come tu cuerpo inútil,
la voz con que rozabas las hojas
que acababan de nacer.
Voy a beber tu sangre
hasta el fondo del vaso,
masticar las raíces de tu ciencia,
tu voluntad,
nuestros corazones a tu antojo.
. . . . . . .
Siglos caminando los dameros helados,
contando la cantidad de vértices blancos y negros.
Cada tanto la visión del río,
la oscuridad de los árboles,
la juventud de nuestros hijos como un agujero de señales.
Un cuerpo es eso que viste
en aquella habitación.
Aturden tus manos, ajenas y rosadas como insultos,
tu obsesión por las manos unas sobre otras.
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