Desde el 2 de enero hasta mitad de febrero de 2013, realicé cien notas de facebook con lecturas de poesía publicada en el país desde los últimos días de 2011 hasta los primeros de 2013. La selección, que llevaba el mismo título que este blog, abarcó textos que aparecieron en papel y en blogs, tanto de poetas como de traductores de distintos lugares de la Argentina. Las que denominé "entregas de poesía" también incluyeron doce "yapitas": otras notas con videos y audios de lecturas de poesía en distintos tipos de experiencias.

En los últimos días de diciembre de 2013, decidí reunir todo ese material en este blog, más algunos agregados de libros que también se publicaron en 2012 y que no había llegado a incluir en la primera selección.

No hace falta aclarar que estos textos no agotan toda la poesía publicada durante ese año, pero intenta ser un aporte que muestre las variadas y valiosas poéticas que podemos leer actualmente en el país.

viernes, 20 de diciembre de 2013

Entrega 17: 7 de enero de 2013




César Bandin Ron (Buenos Aires), ¡Oh, Yo, mi efímero Dios!, Paradiso, diciembre de 2011.












El mundo nace y muere en uno…


El mundo nace y muere en uno,
cualquier otra conjetura no es más que eso,
como el amor o el porvenir. Este poema
será otro y único ante cada lector, así como
tu encanto y mi deseo son sólo míos.
Como en una linterna mágica la vida
se pasea entre el fulgor y la penumbra.
No somos más que viajeros asustados
revisando un mapa confuso. Cada mañana
reclama carácter, la osadía de resistir
en la fugacidad, en lo indescifrable.






Mío es mi dolor…



Mío es mi dolor, mi hambre
y mi abundancia. Vuelo en círculos,
bajo el sol, allí donde se me pueda ver,
desafiante. El mundo no existiría sin mí.
Miro y creo. No voy a tolerar que nadie
hostigue el candor de mis sentidos, de mi afán.
Aunque sucio, inapropiado: puro, mío.
Brillo entre rejas, mi furia es fresca,
como mi grito. ¡Oh, Yo, mi efímero Dios!




Bajo la niebla quedó…



Bajo la niebla quedó la arboleda
y el sendero y nosotros dos de la mano.
Cuando el húmedo inquietante gris se disipe,
aunque casi el mismo será otro el paisaje,
aunque casi las mismas serán otras las flores,
los pájaros y los chicos que giran en la calesita.
Y ciertamente serán otros los que
vayan de la mano,  prometiéndose sentir
casi lo mismo para siempre.



La intemperie no tiene techo…



La intemperie no tiene techo y las estrellas,
debería admitirlo, son por lo general inalcanzables.
Hace tiempo que vivo al margen. Sin buscarlo,
casi sin darme cuenta, las cosas se descompaginaron
y quedé afuera, protagonista de aquella otra, incierta
vida, que tanto me intrigaba y me atraía.
Están los que viven adentro y los que viven afuera
de las casas. Yo hace tiempo que vivo afuera.
Hoy, desde la calle, miro las ventanas iluminadas
e imagino historias normales de gente normal
y, por un instante, lamento el no ser uno de ellos.
Aunque pronto me imagino otra vez ahí asomado,
fascinado con ese otro que me mira desde afuera.







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